lunes, 14 de junio de 2010

Y llegó una crítica para "Jazz Club Polonia"


Ya tenemos la primera crítica de la obra "Jazz Club Polonia". Aparece en el medio Extremadura al Día y está firmada por Juan Jiménez:

"El pasado sábado asistí al preestreno de "Jazz Club Polonia", versión libre de "La vida es sueño" de Pedro Calderón de la Barca, en la Casa de la Cultura Massa Solís de Miajadas, entiendo que en deferencia a su autor, una vez que el día anterior había abierto sus puertas en el engendro arquitectónico del Centro Cultural Alcazaba de Mérida, y toda vez que su inauguración oficial tendrá lugar en el XXI Festival de Teatro Clásico de Cáceres, producido por la compañía del terruño EdeStreno.
Brillante y sorprendente versión de Fulgencio Valares, a partir de este momento, Don Fulgencio para mi, que desgrana todos y cada uno de los conflictos del original con una cuidada fidelidad y una exquisita determinación, aportando, además, una visión muy personal a la hora de desliar la madeja de este clásico entre los clásicos, ambientándolo en un entorno mafioso de principios del XX, en esencia, similar a la corte original. Tendrá que ir buscando un hueco nuestro autor más en forma en la estantería del salón porque el trabajo de su muñeca es de una seriedad a la altura de los grandes portátiles de nuestros días.
El elenco, de lo más heterogéneo como exige este culebrón universal, se mantiene compacto y equilibrado a lo largo y ancho de la representación, manteniendo en todo momento al espectador despierto en las distintas subtramas. El televisivo Mauro Rivera, pintando un Basilio soberbio, Juan Carlos Castillejo, uno de los pocos actores que podrían mantener con vida a este Clotaldo, Fernando Ramos, bailando con soltura con Segismundo, la más fea, pues defiende una de las pocas letras de la historia de la literatura que conoce medio patio de butacas, mi amigo Juan Carlos Tirado, al que le sienta el Clarín como un traje de neopreno, Marlene Carbonell, feliz y exótico descubrimiento como Rosaura, y Francisco Quirós, sintiéndose actor con este particular Astolfo, conforman un cuadro espectacular en escena.
Firma este regalo teatral Jesús Manchón, que nos sirve una función atractiva y dinámica de casi dos horas en la que los minutos solamente tienen treinta segundos, limpiando con pronto y paño continuamente las tablas, dando brillo y nitidez a esta afortunada y arriesgada apuesta. El espacio escénico de Mikelo, muy comercial y, paradójicamente, espectacular, favorece el trabajo tridimensional, la precisa iluminación de Javier Mata, el acertado vestuario de Eva León, y la sutileza musical de Tutxi retratan un ambiente cinematográfico que favorece la asimilación por parte del espectador, ofreciéndole una referencia clara donde asirse en este inquietante club de jazz, para que se vaya empapando paulatinamente con la tormenta de emociones que se le viene encima.
Los teatreros estamos de enhorabuena, no solamente disfrutamos con el buen hacer de nuestras compañías sino también de propuestas novedosas que airean nuestros doctos clásicos, que le sacarían, como en este caso, un asombro al propio Calderón."

Juan Jiménez